Seguro que en algún día de calor nos ha llamado la atención ver a alguna persona mayor vestida con una chaqueta gruesa. Esto sucede porque el envejecimiento provoca alteraciones en el metabolismo basal, entendido este como la cantidad de energía que el cuerpo en reposo necesita para mantener los procesos vitales. En consecuencia, se produce una desregulación térmica del cuerpo. Por esta y por otras razones necesitamos prestar atención a nuestros mayores en esta temporada invernal y proporcionales atenciones especiales para el frío. A continuación os explicamos qué cuidados del adulto mayor en invierno son más importantes.
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Cuidados del adulto mayor en la piel
Uno de los cambios que el envejecimiento provoca en la piel es el adelgazamiento de la misma. Esto se traduce en una atrofia de los receptores cutáneos, lo que dificulta la capacidad de afrontar los cambios bruscos de temperatura al no ser capaz de percibirlos fácilmente. Por eso debemos estar pendientes tanto de la temperatura ambiente en el hogar como en la protección al salir al exterior. Este adelgazamiento cutáneo provoca igualmente una sequedad que, de no ser atendida, puede acabar haciendo que la piel se cuartee hasta el punto de sangrar.
Entre los cuidados del adulto mayor en invierno es importante, por tanto, mantener bien hidratada la piel, en especial la de las extremidades y la cara, por ser la zona más expuesta al frío y al calor. Sí, también al calor, porque en invierno no solo el frío y el viento resecan y desescaman nuestra piel, sino también la calefacción.
Cómo combatirlo
Los cuidados del adulto mayor para la piel pasan por las siguientes atenciones:
- Una buena hidratación interna: tendemos a pensar que la piel se hidrata con lociones y cremas hidratantes. Y es cierto. Pero no debemos obviar el hecho de que una buena hidratación, también de la piel, empieza por dentro de nuestro cuerpo, bebiendo suficientes líquidos. Esto lo conseguimos no solo bebiendo agua, sino también zumos (preferiblemente naturales), infusiones, sopas y caldos, que tanto nos apetecen en invierno.
- Una buena hidratación externa: En cuanto a las cremas, puede resultar algo incómodo su uso en invierno, e incluso generar rechazo en nuestros mayores. Recomendamos situar el bote en una zona cálida, por ejemplo cerca de un radiador, y verterla primero en nuestras manos previamente en lugar de aplicarla directamente sobre la piel del adulto mayor.
- Las prendas de algodón: este tejido ayuda a evitar el desecamiento de la piel, en contraposición a lanas y fibras sintéticas, que son más aconsejables como prendas exteriores que no estén en contacto directo con nuestro cuerpo.
Las defensas ante el frío
«Abrígate, que vas a pillar un catarro». ¡Cuántas veces habremos oído estas palabras de boca de nuestros mayores! Pues ahora es a nosotros a quienes nos toca preocuparnos por su salud.
Aunque la creencia popular de que el frío puede causarnos una gripe o un resfriado no es correcta, sí es cierto que el descenso de las temperaturas favorece la propagación de virus. Estos entran en contacto con nuestro cuerpo a través de las vías respiratorias superiores y de las fosas nasales, que se encuentran a una temperatura ligeramente inferior a la del resto del cuerpo, entre 33 y 35ºC. También favorecen la entrada la ausencia de mucosidad, que se produce como consecuencia de la sequedad provocada por el uso de sistemas de calefacción. Además, el descenso del termómetro debilita nuestro sistema inmunológico, lo que provoca que nuestro cuerpo no pueda defenderse correctamente de los agentes externos infecciosos.
Cómo combatirlo
- Antes del resfriado: aunque hasta hace no mucho se creía que los alimentos ricos en vitamina C ayudaban a contrarrestar los resfriados, estudios posteriores desmintieron esta aseveración. Sin embargo, sí es importante que protejamos nuestro sistema inmune con una alimentación adecuada, rica en lácteos, frutas, verduras y proteínas. Asimismo debemos abrigarnos, pero no solo en el exterior, sino también en casa, dado que es preferible vestir una capa extra de abrigo antes que poner la calefacción demasiado alta.
- Durante el resfriado: los incómodos resfriados no tienen cura, por lo que debemos dejar que el cuerpo los combata con sus propias defensas. Podemos, eso sí, tomar medicamentos para combatir tanto el dolor como los síntomas, siempre con prescripción médica. Por nuestra parte, debemos mantenernos bien hidratados, ya no solo por evitar la sequedad que irrita nariz y garganta, sino porque ayuda a eliminar tanto las secreciones como los propios virus, a través del sudor y la orina.
Para evitar su propagación, como la pandemia nos ha enseñado, nada mejor que utilizar mascarillas en espacios cerrados o grandes aglomeraciones.
Frío hasta en los huesos
El frío es un vasoconstrictor, esto es, contrae los vasos sanguíneos dificultando el paso de la sangre a través de los mismos. En consecuencia, provoca una rigidez en los músculos que intensifica el dolor y la falta de movilidad, sobre todo en personas aquejadas de problemas de articulaciones. Por eso a veces tenemos la sensación de que el frío se nos mete hasta en los huesos.
Pero no solo estas personas padecen dolores, pues los adultos, en especial los adultos mayores, pueden experimentar molestias derivadas de la tensión que sufre el músculo a causa de la contracción por el frío.
Cómo combatirlo
Estos son algunos de los cuidados del adulto mayor más eficaces contra el frío:
- Ropa de abrigo: aunque pueda parecer una obviedad, debemos evitar la tensión que produce el frío si queremos mantener alejado el dolor. Y no hay mejor modo de hacerlo, tanto dentro como fuera de casa, que estando bien abrigados.
- Baños de calor: podemos aprovechar los momentos del baño para aplicar chorros de agua caliente sobre las articulaciones y otros puntos de dolor. Los más frecuentes suelen ser los músculos de la espalda, así como las rodillas y los dedos de las manos.
- Bolsas de calor: fuera del baño pero dentro de casa, las mantas eléctricas, las bolsas de agua caliente o las bolsas de semillas son ideales para aliviar molestias.
- Calentamiento: si vamos a movernos tras un tiempo en reposo o a hacer un poco de ejercicio físico, antes debemos hacer un calentamiento previo. Si las molestias son en el cuelo o en articulaciones como rodillas o muñecas, podemos hacer rotaciones suaves y movimientos hacia delante y hacia atrás.
Beneficios del frío
Y es que esta época del año tiene unos cuantos inconvenientes, sí, pero también muchas ventajas que nos hacen apreciar el invierno.
- Ayuda a dormir: no estamos hablando de una temperatura de frío extremo, pero sí de bajar un par de grados el termostato o de apagar la calefacción un poco antes. Neorólogos como el afamado Christopher Winterhan han constatado que un dormitorio más fresco facilita alcanzar la temperatura corporal idónea para disfrutar de un sueño profundo. Él aconseja entre 15 y 19ºC, sin bajar nunca de los 12 ni sobrepasar los 24.
- Mejora la circulación: muchos de nuestros mayores tienen mala circulación, especialmente en las piernas. El frío contribuye a mejorar la llamada circulación de retorno, disminuyendo la inflamación de las piernas igual que el hielo detiene la hinchazón cuando nos damos un golpe.
- Favorece el ejercicio físico: nada mejor que la práctica de una actividad física para entrar en calor. No tiene por qué ser necesariamente un deporte; cualquier ejercicio suave contribuirá a que combatamos el calor al mismo tiempo que ejercitamos nuestros músculos, algo que no debemos dejar de hacer, independientemente de la época del año en que nos encontremos.
Combatir el frío para disfrutar del invierno
Como hemos visto, el invierno no es una época que debamos evitar a nuestros mayores. Aprovechar el templado sol del invierno para dar un paseo, llevar a cabo tareas de jardinería o realizar pequeñas excursiones es una buena forma de recibir la vitamina D que nuestro cuerpo necesita, como explicamos en este post. ¿Por qué privarnos de lo que el invierno nos ofrece?
Recordamos que entre los cuidados del adulto mayor en invierno es importante que estén bien abrigados, con buen calzado y gorro y guantes si es necesario, ya que las manos, los pies y la cabeza son las partes por donde el cuerpo pierde más calor. No olvidemos estar pendientes de que estén hidratados y alimentados, para evitar que se resfríen, y si el resfriado llega, protegerlos a ellos y a los demás recordando que se pongan una mascarilla. Nuestros mayores, tomando ciertas precauciones, pueden disfrutar de esta época del año como cualquier otra.
Referencias consultadas
- National Geographic (2023). Los motivos por los que el frío ayuda a propagar el virus del resfriado. Recuperado de http://bit.ly/3RZhoVp
- Sanitas (s/f). La sensación de frío en personas mayores. Recuperado de https://bit.ly/3jZzREz
- Nivea (s/f). Por qué la piel se reseca en invierno. Recuperado de http://bit.ly/3YSLWKJ
- Normon (2018). ¿Cuáles son los efectos del frío en la salud? Recuperado de http://bit.ly/3I1VewO
- Crux Roxa Rehabilitación (2018). Frío y dolor corporal. ¿Cómo afecta el invierno a nuestros huesos y músculos? Recuperado de https://bit.ly/3Yu1dlj
Redactora creativa. En la Universidad de Vigo obtuve un título en Economía, en la Escuela Elisava de Barcelona cursé un posgrado en Creatividad y Publicidad, y entre libros y talleres de escritura creativa aprendí a escribir. Trato de enfocarme en lo que marcas y clientes buscan, aportando mi estilo, trato de hacer llegar el mensaje de marcas y clientes a los lectores.
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