
La llegada del síndrome del nido vacío es un momento significativo en la vida de muchos padres. Este fenómeno, que ocurre cuando los hijos crecen y dejan el hogar, puede llevar a una mezcla de emociones: desde la tristeza y la melancolía hasta el redescubrimiento personal y la libertad. Estos días, al recordar que en Residencia Otxartaga acabamos de pasar una Navidad diferente, nos cuestionamos las sensaciones que acompañan al síndrome del nido vacío en muchos hogares tras estas fiestas. Y es que las festividades, que tradicionalmente son tiempos de reunión familiar, pueden parecer más solitarias para quienes experimentan este cambio en su dinámica familiar. Buscaremos, por tanto, explorar el síndrome del nido vacío en este contexto, ofreciendo perspectivas y estrategias para afrontarlo positivamente. Porque esta etapa puede convertirse en una oportunidad para el crecimiento personal y el inicio de nuevas tradiciones.
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El síndrome del nido vacío
La denominación de este fenómeno tiene su origen en la década de los 70, en Estados Unidos. De este país, concretamente de la ciudad de Nueva York, era originaria la psicoterapeuta Rose Oliver. Fue ella quien lo acuñó y quien definió las características del síndrome del nido vacío. Se refirió a este de la siguiente manera:
«La reestructuración de una relación entre la madre y sus hijos, cuando ella deja de cumplir este rol y no le ha sido fácil desprenderse del mismo».
La analogía con el mundo animal es evidente, y nos evoca a las aves que, ya fuera del cascarón, tras haber sido alimentadas por sus padres, abandonan el nido para después volar por su cuenta. Pese al nombre que utilizamos para referirnos, no se trata de un síndrome, sino del conjunto de sensaciones que causa la partida del último de los hijos del hogar familiar. Este cierre de ciclo puede causar en los padres la impresión de que su propósito como tales ha concluido. En ciertos aspectos es así. Los hijos han terminado su etapa de maduración, y en muchos casos han visto garantizada cierta independencia financiera, lo cual les permite ir en busca de la autonomía que no podrían encontrar bajo el amparo paternal.
El duelo
Y es que la ausencia de los hijos del hogar no deja de ser el inicio de un duelo. Porque el duelo no solo se inicia con la muerte de un ser querido. Una ruptura sentimental o de amistad, un despido o incluso la pérdida de un objeto preciado (por un cambio de coche o de domicilio, por ejemplo) pueden ocasionar un duelo que requiere asimismo su período de superación.

Síntomas del nido vacío
El síndrome del nido vacío no siempre es fácil de identificar. Como sucede con otros problemas de índole emocional, los síntomas suelen pasar desapercibidos. Los profesionales sanitarios pueden entonces buscar la causa en enfermedades físicas, cuando en realidad se trata de una somatización de algo psicológico.
Estos son algunos de los principales síntomas del síndrome del nido vacío:
- Sentimientos de tristeza y melancolía. Los padres pueden experimentar una sensación profunda de tristeza al extrañar la presencia diaria de sus hijos. Esta melancolía puede ser más aguda en momentos especiales o en fechas significativas.
- Ansiedad o preocupación excesiva. La preocupación por el bienestar de los hijos puede intensificarse, hasta el punto de llevar a una ansiedad constante sobre su seguridad y éxito.
- Cambios en los patrones de sueño o alimentación. Estos cambios pueden manifestarse como insomnio, dificultad para dormir, pérdida de apetito o comer en exceso, como respuesta al estrés emocional.
- Aumento del sentimiento de soledad o aislamiento. Los padres pueden sentirse más solos en casa y pueden tener dificultades para conectarse con amigos o participar en actividades sociales, especialmente si gran parte de su vida social giraba en torno a actividades con sus hijos.
- Aparición constante de recuerdos de la infancia de los hijos y deseo de hablar frecuentemente de ellos. Pueden pasar mucho tiempo revisando fotos antiguas o sentir la necesidad de compartir estas memorias y experiencias con otros, buscando de alguna manera sentirse más cerca de sus hijos.
- Somatización. Molestias como mareos y dolor de cabeza son frecuentes en quienes padecen el síndrome del nido vacío.
Cómo superar el duelo
Como decíamos, esta situación no deja de ser un duelo, y como tal abarcará un período de tiempo que dependerá de diversos factores. Estas son algunas maneras de sobrellevarlo:

- Explorar nuevos intereses. Aprovecha el tiempo libre para explorar aficiones abandonadas o emprender viajes puede ayudar a un redescubrimiento en la edad madura muy positivo.
- Reforzar las relaciones sociales. Es un buen momento para fortalecer las relaciones con amigos, pareja o incluso hacer nuevas amistades. En este sentido, participar en actividades sociales puede ser muy enriquecedor.
- Buscar apoyo emocional. La ayuda de un especialista puede ser no solo conveniente, sino en muchos caos necesaria.
- Establecer nuevas rutinas. Establecer nuevas rutinas diarias puede ayudar a adaptarse a la nueva situación. Pueden ser desde pequeñas cosas, como la práctica de un nuevo ejercicio hasta retos más exigentes, como el aprendizaje de un idioma.
- Mantener comunicación con los hijos. Sostener un vínculo saludable y regular con los hijos puede ayudar a sentirse conectado con ellos sin invadir su espacio o independencia.
Síndrome del nido vacío en España
El síndrome del nido vacío puede darse en cualquier momento y a cualquier edad. Sin embargo, las circunstancias socioeconómicas de nuestro país han retrasado el momento en el que se independizan los hijos. Esto, unido a los factores culturales (en los países hispanoamericanos los hijos se independizan de media más de 10 años después que los de la Unión Europea), a menudo se produce un fenómeno que históricamente no resultaba frecuente, y es que se junta el abandono de los hijos del hogar (o, al menos, el último de ellos), con la jubilación de uno o de ambos padres. En estos casos, la sensación de pérdida de propósito vital se intensifica, e incluso puede acabar derivando en una depresión.
Cada vez es más habitual ver padres ancianos experimentando el síndrome del nido vacío, sobre todo las madres, que son quienes han ocupado tradicionalmente el rol de cuidadoras de los hijos. En este contexto, centros como Residencia Otxartaga se perfilan como una alternativa para estos casos. Porque las residencia son solamente lugares en los que encontrar cuidados para los mayores que no pueden valerse por sí mismos, sino núcleos sociales que ofrecen alternativas de ocio y disfrute para personas mayores. De este modo, la asistencia al centro de día de Residencia Otxartaga puede ser una oportunidad para socializar con personas con edades e inquietudes similares.

El síndrome del nido vacío: una pérdida o una oportunidad
El síndrome del nido vacío es un tema complejo que encierra tanto desafíos como posibilidades. Aunque inicialmente puede ser percibido como una pérdida, marcado por la soledad y la tristeza al ver a los hijos partir, también se presenta como una oportunidad para el crecimiento personal y el redescubrimiento. Es un momento para reevaluar objetivos personales, fortalecer relaciones y explorar nuevos intereses. Esta etapa de la vida, si se aborda con una actitud positiva y proactiva, puede abrir puertas a nuevas aventuras y experiencias, y marcar el inicio de un emocionante capítulo.
Referencias consultadas
- Calle-Avendaño, L. N. (2023). Cuando los hijos se van de casa: el nido vacío, ¿oportunidad o crisis? Recuperado de https://bit.ly/3SjqbSC
- Álvarez Calvo, C. (2015). Afrontamiento del duelo en el ámbito del nido vacío. Importancia del acompañamiento en la gestión del duelo desde la intervención del trabajo social. Recuperado de https://bit.ly/3vXEapE
- Montoya Gordón, P. M. (2016). Experiencia del afrontamiento del nido vacío en madres solas en comparación a madres con pareja. Recuperado de https://bit.ly/3ScPlC4
- Espín Laverde, M. L. (2023). Dinámica familiar en la etapa del nido vacío. Recuperado de https://bit.ly/3OpDrng

Redactora creativa. En la Universidad de Vigo obtuve un título en Economía, en la Escuela Elisava de Barcelona cursé un posgrado en Creatividad y Publicidad, y entre libros y talleres de escritura creativa aprendí a escribir. Trato de enfocarme en lo que marcas y clientes buscan, aportando mi estilo, trato de hacer llegar el mensaje de marcas y clientes a los lectores.
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